14/9/08

GABRIEL ZAID


Nació en Méjico en 1934, entre su bibliografía está el libro de ensayos “La máquina de cantar”. Este hombre inteligente ha sabido descifrar el enigma del pecado original. La Iglesia nos tenía totalmente despistados con eso de que no se sabía qué podía ser pero que seguro que era algo sexual. Así que todos nos preguntábamos que postura o manipulación se le podía haber ocurrido a Eva.

La respuesta es muy sencilla. La Biblia habla en términos simbólicos y relacionar la manzana del árbol con la vida del árbol no sería tan difícil si no se hubieran empeñado en despistarnos. Según Gabriel Zaid, la interpretación correcta es que Eva le pidió a Adán que cortase árboles para tener una zona para cultivar. Para Zaid, Adán salió del paraíso al ponerse a cultivar abandonando la vida de cazador recolector. Y ya no hay vuelta atrás, el ser humano se condenó a trabajar.

Zaid apoya su argumento acercándose al modo de vida de las tribus más antiguas que todavía subsisten. Resulta que “trabajan” 4 horas diarias (su “trabajo” consiste en ir a cazar y recolectar frutos en grupo), no sólo no están mal alimentados sino que ingieren mayor cantidad de proteínas y calorías que la media de los occidentales y disponen del resto del tiempo para dedicarse a jugar con sus hijos, hablar, contarse historias, comer, hacer fiestas y tener relaciones sexuales. Para Zaid, esto es el paraíso. Según Zaid, gracias a la agricultura fue posible la organización de sociedades en clases, de ejércitos y de reyes… y mientras la superficie arbórea fue disminuyendo y millones de personas han sido asesinadas a lo largo de la historia por conflictos derivados de este sistema. Zaid indica que nada es más productivo que un árbol. La selva y los bosques generan mucha más cantidad de vida y por lo tanto de caza por metro cuadrado que los campos de cultivo. Así, destruir la selva significa generar hambre para la gente que vive en ese entorno.

Gabriel Zaid no hace consideraciones religiosas o esotéricas sobre este tema y yo tampoco las voy a hacer, sólo quiero terminar diciendo que estoy de acuerdo con él en que la destrucción de los bosques y las selvas genera hambre, pobreza y desequilibrio y que tenemos que aprender a progresar sin destruir la naturaleza. Cuantos más árboles haya en nuestro planeta más se parecerá al paraíso que fue.

Me alegra que el Gobierno de España comience a plantar árboles en serio. La intención es poner especies autóctonas, espero que no sólo escojan las de interés comercial sino que recreen bosques variados en los que haya árboles que den frutos comestibles para la fauna silvestre.